Reducción fenomenológica: Consiste en "poner entre paréntesis", a modo
de una suspensión de juicio, lo que Husserl denomina la
"actitud natural": que es la creencia en la realidad del mundo, cuestionando de
que si lo percibido es real, supuestos teóricos que lo justifican,
afirmaciones de las ciencias de la naturaleza, entre otros. El resultado de esta
reducción es que no queda sino el "residuo fenomenológico", a saber,
las vivencias o fenómenos de la conciencia, cuya estructura intencional
presenta dos aspectos fundamentales: el contenido de conciencia, nóema, y
el acto con que se expresa este contenido, nóesis.
Reducción eidética: Es la realidad fenoménica, por una libre consideración
de todas las posibilidades que la razón descubre en ella, pierde las
características individuales y revela una esencia constante e
invariable. La razón pone entre paréntesis todo lo que no es fenómeno y
del fenómeno, todo lo que no constituye su esencia y su sentido, su
forma o su idea intuición o reducción eidética. La ciencia de
estas esencias, y su descripción, es la tarea fundamental de la
fenomenología.
Reducción trascendental: Es resultado de la reducción fenomenológica no es
sólo la aparición de "lo que se da a conocer a la conciencia" ,
sino también el que todo "es conciencia" esta unidad de nóema y
nóesis configura la unidad de conciencia, la subjetividad o el sujeto
trascendental. De esta conciencia trascendental, surge el mundo
conocido.
Mundo e intersubjetividad: Es donde en la misma conciencia está ya presente el
mundo, porque de la misma manera que no hay conciencia sin sujeto
tampoco la hay sin mundo. La fenomenología lleva metódicamente al
descubrimiento y análisis de los objetos del mundo y de los demás. Los
otros, inicialmente también puestos entre paréntesis, como sujetos
conscientes, son con los que construimos el sentido del mundo para todos
nosotros.
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